La palabra endocrino significa “secreción interna”. La Endocrinología es, por tanto, la especialidad médica que se encarga de estudiar y tratar las enfermedades relacionadas con las hormonas, las cuales hacen posible el funcionamiento de nuestro cuerpo a distintos niveles.
Ejemplos de hormonas son:
- Insulina (secretada por el páncreas): mantiene el metabolismo de la glucosa de forma correcta.
- Hormonas tiroideas (secretadas por la glándula tiroides) que, entre otras muchas funciones, controlan nuestra frecuencia cardiaca, metabolismo de las grasas, sudoración, ritmo intestinal, el buen funcionamiento cerebral, etc.
- Hormonas sexuales secretadas por los órganos sexuales, que regulan la reproducción.
- Hormonas secretadas por las glándulas adrenales, como el cortisol, la aldosterona, etc que se encargan de múltiples funciones como mantenimiento de la tensión arterial y del metabolismo del sodio y el potasio.
- Hormonas paratiroides que controlan el metabolismo del calcio y el fósforo y, por tanto, de nuestros huesos.
- Hormonas relacionadas con el crecimiento y la maduración
Un endocrinólogo está especializado en un gran número de patologías relacionadas con estas glándulas. Por su frecuencia cabría destacar:
- Diabetes Mellitus. Según datos de la OMS, es una de las 10 principales causas de muerte en el mundo. Uno de los principales problemas de esta enfermedad es que no da síntomas y el mal control crónico de la misma tiene complicaciones a largo plazo. Una educación diabetológica correcta y un tratamiento adecuado es fundamental para que no se produzcan.
- Alteraciones de la función del tiroides (hipertiroidismo o hipotiroidismo).
- Nódulos tiroideos y cáncer de tiroides. La patología nodular tiroidea es muy frecuente y afecta a un elevado porcentaje de la población.
- Sobrepeso u obesidad.
- Dislipemias (alteraciones cuantitativas y cualitativas del coslesterol).
- Patología hipofisaria.
Nutrición y dietética
La alimentación y la dietética despiertan cada día más el interés de la población general, ya que comer es una actividad diaria y en la actualidad cada vez hay un mayor reconocimiento científico de su influencia sobre el estado de salud. Es por esto que la Nutrición, como la especialidad que estudia la aportación, la incorporación y el uso de los diferentes nutrientes para nuestro organismo, y la Dietética, como la ciencia que estudia la influencia del régimen alimentario sobre nuestra salud, son auténticas especialidades dentro de las Ciencias de la Salud.
Actualmente, existe cada vez una mayor evidencia de la relación entre los hábitos alimentarios y determinadas enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes mellitus, las enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis, el cáncer, las enfermedades neurológicas y un largo etcétera. Si bien es verdad que las principales sociedades científicas han desarrollado recomendaciones nutricionales para el buen manejo de las enfermedades crónicas y agudas. La Dieta Mediterránea tradicional se erige en el “gold standard” en términos de alimentación saludable y se constituye como una opción idónea que facilita la pérdida de peso, el logro de unos niveles óptimos de glucemia y el control de los principales factores de riesgos cardiovascular.
A pesar de que cada vez hay un mayor reconocimiento del papel de la Dieta Mediterránea como indicador de salud física, mental y de envejecimiento saludable en varios subgrupos de población (adolescentes, universitarios, población general, tercera edad, hipertensión, diabetes…). Estamos asistiendo a una desvirtualización del modelo, inicialmente dibujado en 1960 por Ancel Keys, que entendió que este término iba mucho más allá de ser un mero patrón alimentario. ). La occidentalización de la dieta, el sedentarismo, la creciente urbanización de la población y la predisposición genética crean las sinergias necesarias que favorecen la elevada incidencia de las denominadas “enfermedades crónicas relacionadas con el estilo de vida”.